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BAJO LAS LILAS ES EL PRIMER LIBRO QUE RECUERDO HABER LEÍDO- DE MUY NIÑA- EDITADO SIN ILUSTRACIONES, o muy escasas- portada y aisladas en capítulos- (quiero significar: primer paso hacia una literatura sin apoyo visual, que es lo que requieren generalmente las publicaciones infantiles) Lo cito porque creo que no sólo lo cercano (en tiempo y espacio) es grato a un lector. Niños y adultos gozamos de viajar con el imaginario, escuchar otras voces, pensar otros lugares y realidades.



Lo que aparezca en mi blog, sin referencia externa, puede ser utilizado citando la fuente.

Contacto:isamirna@yahoo.com.ar


Muchas gracias a los que envían comentarios a mi correo!

domingo, 30 de diciembre de 2012

2013

FELIZ, FELIZ, 2013
"Cuando el hijo del rey se aproximó al seto de espinas, no había más que grandes y hermosas flores que se hacían a un lado por sí mismas y le dejaban pasar indemne." ¡QUE ASÍ SEA TU AÑO!

miércoles, 26 de diciembre de 2012

lunes, 24 de diciembre de 2012

NAVIDAD Y REYES


Se desliza la mañana con la pesadez del verano. Los niños juegan ahora vaya a saber en qué espacios, casi ni se ven en las calles. Incluso el fútbol se escapó de los lugares abiertos y está encerrado en los “mercados” que se dedican a su promoción. Bueno, es quizás todo mejor, más organizado, más fácil para las madres.
Mucha gente en las calles. Los negocios han logrado promover a Santa Claus, en lugar del dulce niño Jesús que iluminaba la vida nueva. Cuando yo era chica recibíamos principalmente  regalos de Navidad, los que el niñito traía, también el seis de enero  otros menos importantes o menos costosos,  para rememorar  los  que los reyes de Oriente, guiados por la estrella llevaban a Belén.
Por el mito de su retorno, cada año, había que alimentar a  los camellos con agua y pastito.
Mi padre contaba que en el campo, en su niñez,  sólo recibían presentes para Reyes, era una bota llena de dulzuras y pequeños obsequios.
Me imagino los apuros de mis padres y abuela para retirar el alimento que esperanzados dejábamos para las monturas de los Reyes Magos, porque hubiera sido una gran desilusión que pasaran sin consumir nuestro humilde presente.
Yo recuerdo que con los años y el contacto con otros niños, me fueron informando que todo era legendario.  Sin embargo necesitaba confirmación.
Por ese entonces mi barrio tenía muchos árboles, y unas farolas de luz eléctrica que no irradiaban demasiado,  se encendían en las bocacalles pendientes de cables.
Una nochecita, cruzábamos una de esas esquinas y yo iba tomada del brazo de mi mamá y de mi abuela…Entonces les pregunté para salir de dudas si era verdad que el Niño Dios y los Reyes traían regalos. Ahí me dijeron la verdad.
Debe ser desde entonces que a veces siento un nudo en la garganta, difícil de desatar…
Debe ser por eso que decidí, cuando mis hijitas eran chicas contarles otra versión.
Les conté que el Niño Dios ayudaba a papá y mamá para que pudieran comprar los obsequios (mi preocupación era dónde quedaban instalados los niños pobres).
No sé si me creyeron, de hecho la infancia necesita del mito, de la fantasía.
Y quizás es mejor, porque cuando crecemos hay cosas que se tornan tan difíciles que poder evocar la maravilla llena el corazón de luz.
DEDICADO A MI HERMANA GRACIELITA Y A MI HERMANO EMILIO, CON TODO EL CORAZÓN Y EL NUDITO DE LÁGRIMAS

jueves, 20 de diciembre de 2012

martes, 11 de diciembre de 2012

Con ojos de niño


Cuando yo era muy chica mis tíos vivían bastante lejos y mi abuela me llevaba a visitarlos. Decía”tenemos que tomar el tranvía con combinación”. Como por ese entonces las señoras usaban una prenda íntima llamada combinación yo no entendí hasta grande de qué hablaba, se trataba de tomar un tranvía y luego otro transporte urbano.
Los asientos de los tranvías eran de maderitas, pasaba un guarda cobrando los boletos- creo-.
En una oportunidad, después de recorrer la distancia correspondiente mi abuela se paró y me dijo que descendíamos.
No sé cómo sucedió porque ella era muy atenta y nos cuidaba a mi hermana y a mí casi por demás, pero la cuestión es que al llegar a la esquina, donde teníamos que bajar, ella lo hizo y a continuación el tranvía arrancó y yo quedé en el escalón.
Uno no puede imaginar qué cosas pueden cruzársele por la mente a un niño pequeño.
Si de algo me acuerdo es de que tenía puesto un vestidito claro, zapatitos de presillas y medias cortas, casi seguro era verano, y después poco y nada…Sólo que debo haber pensado que perdía para siempre a mi abuela, que seguiría rodando sola en ese tranvía, por esas vías…vaya a saber hasta cuándo…hasta dónde…
Todo tuvo que ocurrir velozmente, pero yo lo repaso como una película, como una escena teatral….no sé si grité, si el tranvía se detuvo o si yo me tiré…Pero sé que tuve mucho miedo y después una vergüenza adulta, por haber hecho algo equivocado.
Mientras vivió mi abuela, jamás le pregunté los detalles.
Qué frágil es la mente de un niño, qué improntas pueden quedar para toda la vida…

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Exclusión


El peque junta frutillas
La cabeza inclinada
sobre la tierra arenosa
No es la fruta que será su postre
No es el sabor agridulce
que alguien
tendrá en su boca
No es la góndola con la fruta
Delicada
Expuesta
Son objetos
que sus manitas curtidas
cortan
Una, dos, tres
Hasta llenar canastas
Que alguien venderá
o comprará
Para que él siga viviendo
la vida acostumbrada
de refugio nómade

En la escuela
Alguna vez
Escuchó
sobre los derechos del niño
                                 Isabel Bertero

lunes, 19 de noviembre de 2012

SUEÑOS


Si puedes escucharme
Te contaré mis visiones de humanidad
Donde no duela Gaza
Ni otra guerra
Ni las religiones diferentes
Ni los pobres lejanos
O cercanos
Donde las mutilaciones
Las enfermedades
Y los dolores cotidianos
Tengan manos frescas
Posadas en las sienes
Y palabras de amor
Para acunar el tiempo
Donde no existan
Armas
Desarraigo
Expulsión
Huida
Los márgenes sin colores
Sin luz
Donde el hambre y las carencias
Pertenezcan a un pasado
Imposible de creer
Donde lo espiritual
Tenga connotaciones
Ciertas
Verdaderas
Auténticas
Lejos de la ambición
De lo poderoso
De lo corrupto
Sueños
Sueños…
       Isabel Bertero

viernes, 26 de octubre de 2012

Mamá


Mamá
como siembra antigua de arado
que hace líneas
Lía y Agus
donde arrojar semillas
Voluntad
a veces certera
a veces equívoca
bajo el sol
amén los vientos
sombra de nubes
arco iris
asciende la vida   
Los territorios
ofrecen alborozos
y ansiedades
La raíz afincada a la tierra
no se mueve
La mano aferrada a la hojita
permanece
aunque cambien los círculos
y lo pequeño
sea el abrigo
que protege
          Mamá Isabel

Fondo:
Raíces en la tierra

martes, 2 de octubre de 2012

Semiótica de la primavera


Perséfone regresa
Las ramas de los fresnos oscuros
inician  brotes
Jazmincitos  
de diminutas coronas
cambian la enredadera
Démeter
Hace renacer la hierba
La tierra está dispuesta
a ofrecer el alimento
Su corazón de madre
quiere dar
ofrendas de amor
Suyay
(otro tiempo )
(otro territorio)
 ignora la primavera
Apenas  escucha a  los pájaros
Aletean sus manos
para salir del sueño
bordeado de nieblas
Las añoranzas trazan
con guijarros  grises
extrañas pesadumbres                      
Permanece el frío
y el cuerpo deshiela
incertidumbres
Las entradas
se obstinan                                                                            
cerradas
a la imaginación
al mito del retorno
Sin embargo
hay una guarida
 “la danza de los signos”
juega  vínculos
con la esperanza
             Isabel Bertero

sábado, 15 de septiembre de 2012

SEPTIEMBRE: MES DE LA POESÍA

Habiendo nacido Nicanor Parra el 5, y tanto Quevedo como Mario Benedetti el 14, y el 21 el español Luis Cernuda, y el 26 (pero ya en el otro siglo, allá por 1888) Thomas S. EliotY también: habiendo muerto el gran Dante Alighieri un 14 de septiembre de 1321, y el 23 de septiembre de 1973 uno de los poetas más reconocidos dentro de la lengua castellana, Pablo Neruda, parece casi que es una obligación designar septiembre como el mes de la poesía
                                       FUENTE:  Editorial LibrosEnRed


NIÑOS                                                              
Voces y ojos transparentan
La algazara es sal de vida
Héroes
Habitan  los imaginarios
Pasitos
Pasitos
Se  funda  el alma
Pensar es principio
En tierra sana
Todo lo que importa
Es el juego
Y el amor
Lenguaje con música
Y abrazo.
Cómo brilla el aire!
Todo es metáfora
Cada  día
Discurre poesía
          Isabel Bertero 

lunes, 23 de julio de 2012

Desborde

Ella vino a golpear mi puerta. Era una mujer de avanzada edad, la cabeza cubierta con un pañuelo oscuro. En sus ojos me alertó algo conocido, como el reflejo de una mirada ya vista, en otro tiempo.
-          ¿Qué desea?
Apretó el bolso que llevaba, quedó como suspendida, la expresión vuelta hacia dentro.
Me asustó. Estuve a punto de cerrar, sentí que quería dejarla del otro lado, pero a la vez conocer su respuesta.
-          Soy su hermana. Tuvimos el mismo padre.
Y se quedó allí anhelante, a la espera de mi reacción, de mis palabras.
-          ¿De qué me habla?
Debía de ser alguien perturbado, una loca cualquiera. La imagen de mi padre invadió el espacio común. Un hombre severo, quizás extraño. Un hombre ocupado, no dado a las efusiones de amor. Querido por mí, ligado a recuerdos entrañables. A pesar de todo traté de parecer amable.
-          Váyase por favor, mi padre ha muerto, no sé de qué me habla.
-          Tiene que enterarse de la historia.
-          No deseo conocer ninguna historia, se equivocó Ud. de casa.
Y cerré. Con demasiada fuerza.
Todo el día me rondó el episodio. Quería contarlo, pero experimentaba una reacción de cuidado, de imposibilidad de repetir las palabras y las circunstancias.
Lo guardé.
Pasaron días y otra vez apareció aquella mujer. Rogó  que la escuchara. Me lo pedía con todo su cuerpo. Su voz no me parecía la de un delirio, sí el contenido.
Sin franquearle la entrada le pregunté dónde vivía, y quién era en realidad, qué buscaba en mí. Creo que maquiné ayudarla de algún modo. En su manía.
No sé si fue curiosidad, disposición al misterio,  la deuda de los minutos gastados en recordar el momento de su aparición o mi negación a narrar el episodio de su primera visita- como si fuera demasiado sensible- lo cierto es que la dejé contar. Lo que quería.
Y era mi hermana.
Llevaba  el apellido de mi padre. Su madre lo había querido intensamente. Él también a ella. Habían sido amantes ocultos mientras ambas crecíamos, estudiábamos, nos casábamos, teníamos hijos.
Aportó pruebas. Iban en el bolso que no soltaba. Documentos.  Fotografías secretas. Cartas con la aplicada letra de mi padre. Promesas.
Papeles ciertos. En mis manos temblorosas.
Ahora ella estaba sola. Me describió su casa, no muy lejos de la mía.
Una casa que imaginé vacía. Perdida en el tiempo. Lacerada de días huecos.
La eché. Le pedí que jamás volviera.
Por la ventana la vi alejarse vieja, gastada, como lo que era, la sombra de un pasado que me resultaba imposible de aceptar.
Ya no vivían aquellos que podrían haberme explicado. Toda la desazón era mía, toda la decisión, toda la incomprensión, la incógnita.
A pesar de mi advertencia volvió más de una vez. Siempre la rechacé. Llegó a decirme que necesitaba mi afecto.
Cada vez me crecía más la rabia, la furia. Me había robado el recuerdo sin manchas de mi padre. Me había robado la serenidad de días sosegados. La remembranza de un hogar apacible. Con códigos, enseñanzas, estabilidad.
Por el agujero se colaron la ironía, el desencanto, el miedo, lo inestable. Y la confusión.
En algún rincón de mí pensé que debía intentar comprenderla. Acercarme a esa vida desdibujada, que presentía débil, desesperanzada.
Hubiera bastado un gesto, alguna palabra. Sólo eso reclamaba. Pero no pude.
La culpaba. Por dislocarme la vida. Por quitarme la paz.
Fue entonces que sobrevinieron aquellos hechos. Terribles hechos.
Corría el mes de Abril. Intensas lluvias provocaron una creciente extraordinaria del río. Esta vez no afectó sólo a los barrios más humildes. El agua corrió hacia el centro de la ciudad, sin perdonar en su avance.
Mis hijos me ayudaron a trasladar muebles y artefactos al piso superior. Alguna gente pernoctaba en los techos. Otros acudían con lanchas y canoas para auxiliar a quienes podían. Los portales parecían muelles, cubiertos de agua sucia.
Las autoridades discutían responsabilidades.
Algunos autos flotaban llevados por la corriente. Otros habían quedado varados, incrustados en troncos añosos.
La catástrofe no se olvidará. Las personas con más recursos se trasladaron o salvaron parte de sus pertenencias.
Patrullas de salvataje recorrían la noche.
La congoja circulaba por las pérdidas de años de esfuerzo, de levantar paredes que se creían sólidas, de guardar recuerdos y objetos que quedarían inservibles.
Pérdida. Pérdida.
Cuando el agua fue corriéndose para dejar detrás mugre y desasosiego los diarios comenzaron a dar noticias de muertos, menos de lo que los testigos aseveraban.
Pérdida. Pérdida.
Me enteré una mañana. Me lo dijo el hombre que llegó con bidones de agua potable.
Habían hallado a una anciana. Muerta. Tirada en el piso. Sola. La escena hizo pensar que quiso correr para salvarse, pero el torrente no la dejó.
El hombre me dio la ubicación de la vivienda. Más tarde apareció su nombre en la lista de víctimas.
Era mi hermana.
Las aguas ondulan sobre superficies quietas. A veces se arroja un objeto y se arman círculos concéntricos que se alejan hasta desaparecer.
Las aguas son traicioneras. Pueden matar la quietud. La calma.
No sé si excusan.
Hacen que el recuerdo perviva mientras discurren hacia su destino.
               Isabel Bertero

miércoles, 20 de junio de 2012

BANDERA

Bandera
ocurra en tu historia
que envolvió la mítica revolucionaria
soltar utopías
provocar  coraje
cambiar esa diaria
donde  todo falta
cuando  aún persisten
los niños sin letras
las bocas con hambre
el techo carente
las luces robadas
los crudos inviernos
los ríos mugrosos                                                                                         
el verano amargo
Trabajo negado
El tramo final de la vida
con poco o sin nada
Chicos en la calle
la vida signada por vago futuro
Bandera
de bienes y males
de todo argentino
inspira pasiones
no sólo en las canchas de fútbol
mueve indiferencias
mensajes vacíos
burócratas pliegos
vulneradas leyes
Que creer sea digno
Que confiar no canse.
           Isabel Bertero

lunes, 28 de mayo de 2012

Los duendes

Yo no le tengo miedo a los duendes. Los que conozco son bonitos, conversadores y alegres.
En mi casa habitan unos cuantos. Eso sí, creo que no les gusta que los vea mucha gente a la vez. De hecho yo siempre me los encuentro si nadie me mira, aunque mami, cuando me escucha cantar, hablar mucho - como para mí mismo-, o cuando localiza desorden me dice:
—¿Ya andan los duendes?
Están Robin, Pinina, Solei, Mata, Musi.
Hace unos días me invitaron a vivir una aventura. Así que se aparecieron todos juntos, mientras yo estaba en el patio de atrás, cortando perejil de la pequeña huerta que hice para mamá.
Robin me sopló la oreja. Creí que era una pequeña brisa.
Pinina me desató el cordón de la zapatilla. Me pareció raro ver el cordón suelto porque me había esmerado mucho en el moño.
Solei me acarició la cara, y yo creí que era el calorcito de la mañana.
Mata, que es más dañino, me dio un tirón y me hizo caer el ramo de perejil. Ahí no tuve dudas…más cuando Musi se puso a entonar una cancioncita:
“Me han traído una caracola.
Dentro le canta
un mar de mapa.
Mi corazón
se llena de agua
con pececillos
de sombra y plata.
Me han traído una caracola.” (1)
—Son ustedes, son ustedes… ¡pícaros duendes!
—Venimos a invitarte a una aventura- dijeron a coro.
—¡Qué lindo! Me puse a juntar perejil porque estaba aburrido. Pero… ¿qué clase de aventura?
Musi que ama los versos recitó:
No se cuenta, no se cuenta, 
  te vas a enterar
  Pero una caracola 
  debes hallar
—Ya sé, ya sé, en mi habitación tengo una grande y preciosa que me traje de la casa de mi tía, cuando fui de vacaciones el verano anterior, a su casita junto al mar que tiene una hermosa playa.
Y ahí me fui corriendo a buscarla. Mientras tanto Mata, se ocupó de acomodar, en la cocina de mamá el perejil que primero había desparramado.
Cuando regresé con la caracola, que como todos sabemos es la cobertura de diversos caracoles acuáticos, mis duendecillos se alegraron porque es grande y linda.
—Ahora—dijo Pinina— puede comenzar la aventura.
—Tenemos que escuchar su música, uno por uno-—agregó Musi.
Y así lo hicimos. Nos la fuimos pasando. Instantáneamente cada cual empezó a sentir una extraña sensación y empezamos a viajar.
La caracola aumentó su tamaño. La música interior se transformó en un mar azul profundo, y partimos en una barca con una vela soplada por el viento.
Viajamos y viajamos sin sentir cansancio, ni hambre, ni sed, ni calor, ni frío, ni tiempo. Nadie hablaba, todos seguíamos un sonido interior lleno de la magia de los cuentos: barcos piratas, marinos de piel curtida, hermosas princesas y caballeros, grumetes, banderas desplegadas, tormentas, sirenas de dulce voz, gigantescas ballenas trasladando muñecos de madera en sus brillantes panzas, delfines juguetones, islas perdidas con Robinson y su fiel Viernes habitando el espacio, Gulliver con los gigantes y con los enanos en países surcados de letras.
Finalmente nos detuvimos en un lugar.
Recobrada la voz pregunté:
—¿Adónde estamos?
—En Mayab— contestó Robin.
—¿Y qué es Mayab?—interrogué mientras contemplaba un mar y un sol de extraordinaria belleza.
—Este es un territorio llamado así por los antiguos mayas, antes de la llegada de los españoles. Vinimos aquí para que conozcás a un duendecillo, un aluxe que habita estos parajes hace miles de años.
Mis amigos duendes encendieron un pequeño fueguito para llamarlo, en tanto me explicaron que él sale a la luz de la luna. Es rápido, delgado y travieso, aunque parezca muy viejito— describieron— Le gusta estar en el agua, intranquilizar a la gente haciendo travesuras, se ríe mucho y arma fiestas cuando nadie las espera.
Es amigo de quienes le dan bondad y cariño. A sus amigos los protege para que tengan un futuro feliz. Ayuda sobre todo a los campesinos, a los jardineros, a los cultivadores, para que las fuerzas de la naturaleza no destruyan su trabajo, para que las plagas no se coman lo sembrado.
Pero si descubren algún enemigo harán todo lo contrario.
—¿Y cómo se llama?
—Se llama Ninancil- dijo Mata.
— ¿Se puede saber adónde estamos?
—Estamos—continuó mi duendecito—en un lugar llamado península de Yucatán, en
México. Y me mostró el lugar en un mapa que encontró en la caracola. Éste es el mar Caribe— agregó.
En ese instante apareció Ninancil. Pequeñito y arrugado. Primero saludó a sus amigos y después me miró y me dijo:
—¿Quién sos? ¿Me has traído miel?
Cuando ya me estaba poniendo nervioso, por no tener tal ofrenda, una abejita mágica depositó en mi bolsillo un dulce panal del que manaba el precioso alimento. Y se lo ofrecí.
Mis compañeros duendes le dijeron mi nombre—Nacho—y se nota que le caí simpático.
—Tenés una preciosa sonrisa, y ya me doy cuenta…sos un chico trabajador y soñador. Terminaste en la escuela un hermoso cuaderno y además ayudás a tu mamá cultivando hortalizas en el patio de atrás. Yo voy a ayudarte y protegerte, para que tu futuro sea feliz.
Todos nos pusimos contentos y enseguida armamos una celebración de amistad. Bailamos, cantamos, comimos riquísimos alimentos que surgían de la nada, todos muy dulces o salados como el mar, con costritas con que las brasas los adornaron al cocinarlos. Bebimos aguamiel y no nos cansamos para nada.
Cuando la luz del amanecer amagó asomar en el horizonte, Ninancil tuvo que partir.
Nos abrazamos con amor y nos prometimos encuentros.
Yo sabía que habíamos quedado amigos para siempre.
Al emprender el regreso llevábamos felicidad. A toda esa felicidad la dejo encerrada en mi caracola, para cuando haga falta, entonces me la pondré en la oreja para rememorar el mar de mapa, para transmitir alegría.
Por eso…¿Quién dice que no cree en los duendes?
1 (Federico García Lorca)
Isabel Bertero
Duendes

Duendes from isabel bertero

Dedicado a Ignacio (Nacho)

jueves, 17 de mayo de 2012

Revolución

Cuando veo en la calle caras morenas me remito a la historia de este país y me pregunto por  genes ocultos ¿Indios? ¿Negros? ¿Mulatos? ¿Mestizos? No es tanto tiempo  para la historia de la humanidad. Al cumplirse el bicentenario ( año 2010) la palabra - con su connotación de siglos- repercutió en todos los ámbitos con matices festivos, y a la vez desempolvó  personajes, protagonistas, ideas.
Conjeturo  que la revolución de Mayo de 1810 fue un hecho que dejó a más de uno marginal a la causa, como cuando el Congreso actual discute ideas que la gente no entiende, o las autoridades- desde los estrados- se regocijan con cifras y porcentajes que en  nada inciden a la hora de armar el puchero, o descubrir al pueblo.
Eusebio es un negro que asiste en una casa de blancos. Con nombre impuesto, por vaya a saber qué caprichos de los amos que lo compraron en la plaza.
Realiza  incontables faenas, sólo evoca algo precioso y perdido, ocasionalmente, al mirar el cielo ancho y despejado para secarse el sudor bajo el sol hiriente, cuando ve pasar bandadas de pájaros lujuriosos en su vuelo calmo por el espacio sin límites.
Ese cabildo que hoy se engalana para que los niños y maestros hablen del "cumpleaños de la patria" era el lugar, donde los africanos- hombres, mujeres y niños-, marcados como ganado para la venta,  después de viajes tortuosos, se elegían, según hubieran conservado frente a la revisión de los compradores una cierta apariencia de fortaleza.
¿Cómo se construyen las raíces de la patria? Nos guste o no, también con ellos. ¿Cómo se entiende que seres humanos hayan sido arrancados de un territorio donde vivían sin opresión, según sus propios designios, para morir en los viajes, para sufrir enfermedades, cambios climáticos, maltrato físico y mental o para – en todo caso- sobrevivir en servidumbre? Los tiempos de la evolución de la humanidad en los modos de concebir y pensar ¿aportan alguna explicación?
Eusebio es sumiso, un hombre de trabajo y de paz. Los años domesticaron la fiereza del sufrimiento y aprendió a  aceptar  con naturalidad su condición de ser humano de menor categoría, por obra y gracia de damas, caballeros, curas, por blanqueo de cerebro.
Hoy la palabra revolución -y especialmente de Mayo de 1810 en Argentina- trae aparejada, la idea de libertad asociada a las vivencias escolares, a la historia que nos contaron.
Eusebio ha  dejado que la palabra libertad se pierda en los recuerdos. No tuvo  opciones. Sin embargo la revolución- otra revolución- es  un anhelo que  alborota en su sangre, inquieta  en su cuerpo, desafía  y permite  reencontrar alegría
Es  el canto. Es la música.
En rituales, donde fluye  el candombe como la esencia del alma y el cuerpo, cuando los ancestros relumbran para hacer resurgir manantiales, puede expresar vivencias preservadas.
Es la danza: como el grito de una opresión, de una lucha por la permanencia, como llama sin extinción, que desafía la mansedumbre.
Su patrón  le quiere transmitir  incomprensibles palabras después de haber  presenciado funerales,  celebraciones…  y califica: salvaje, temerario, lascivo, irrespetuoso, pagano.
Pero para él y sus iguales, los nostálgicos  tambores  no pueden  dejar de llamar. Para la añoranza, para la ubicua invocación.
Así que sigue bailando, y seguirá, porque esa música es huella mítica, de revolución libertaria.
Tal vez  alguna de esas caras oscuras que hoy veo por la calle sea sangre de candombe, remota tristeza.
    Isabel Bertero

viernes, 11 de mayo de 2012

Memoria escolar

Como era alta, siempre iba a parar a los últimos lugares de la hilera, también a los últimos bancos.
Por ejemplo, recuerda  los días de clase de Primer Grado, con una maestra que tenía el pelo muy blanco y expresión enojada, aunque después se haya  comprobado que sólo se adaptaba a la vida escolar de aquellos tiempos. A lo lejos, un pizarrón negro ocupaba casi todo el frente. Debe haberse escrito “Hoy es…” y “Día de sol”... o "Nublado"
Sus compañeros más robustos le  obstaculizaban la visión, y también la  hacían algo invisible, cosa que con el tiempo la  favoreció porque cuando aprendió a escribir y fue  hábil con las redacciones, podía terminar la suya  y seguir  con la de Roberto, que era menos mañoso en esas lides.
Los problemas de Matemática siempre fueron un problema, porque el único capaz de resolverlos al  toque, era Pichocho, no tan generoso a la hora de ceder sus logros.
Pero para seguir con Primer Grado, las cosas entonces eran mucho más severas.
A la hora de formar, era imprescindible tomar distancia y mirar la nuca del que estaba delante, hasta escuchar que alguien decía: ¡Firmes!, voz que habilitaba a bajar el brazo extendido y dejarlo quietecito junto al cuerpo, pero no a cambiar de posición. De ese modo se evitaba el efecto viborita, que es hoy en día una felicidad, porque permite ver los rostros que miran con anhelo, con amor, con ansiedad, con desafío y permite reconocer.
Lo de antes se entendía como disciplina. Estar rígido era un modo de ser obediente y afianzar la autoridad del Maestro, Director, etc.
De dos Directores se  acuerda: uno, que siempre llevaba un guardapolvos blanco que parecía muy largo- era alto y delgado- y de otro más bajo y sólido que vestía  traje oscuro.
Un día, a la salida, hizo formar al grupo el Sr. más corpulento. Estaba muy enojado y los exhortó a realizar una hilera impecable. Como ella  estaba última o casi última y por esas tonterías de niños sacó  la cabeza para espiar o para escuchar mejor… ¡Pandemónium! El Director la  sacó de su lugar y la  envió a su despacho.
Recuerda  mucha madera, un escritorio grande, oscuro, ominoso, las tablas del piso y sus  lágrimas imparables
Es probable que  en el imaginario infantil haya pensado que debería quedarse  allí a pasar la noche o algo similar.
Cuando el Sr. que impuso la penitencia llegó, después de despedir al resto de los niños, comenzó a interrogarla  que quiénes eran sus  padres, que qué hacían…Es presumible  que las respuestas quedaran  ahogadas en el río de llanto. Las manos de la autoridad eran blancas y gruesas sobre el mueble. Y como ella  tenía la cabeza inclinada, quedaban en primer plano.
No sabe bien  si él  habló de teléfonos, de su  familia, si  dio reprimendas, pero casi  seguro que se puso a pensar que había exagerado y empezó a tratarla  con menos severidad, casi con cariño.
Al menos, eso es lo que después se  figuró o le dijeron en casa cuando contó el suceso.
Rememora a la  madre, abrazándola  y no enojada, sino tratando de darle consuelo, o tal vez disimulando una sonrisa por lo ingenuo de su pánico.
Es todo lo que evoca. Cuando hoy escucha  el desorden jolgorioso de las escuelas, las salidas llenas de risas y conversaciones, cuando los chicos saludan a sus Maestros y Directores , llamándolos por su nombre,  piensa  que el respeto se consigue por caminos distintos a los de antes.
Y  le  parece bien…No todo tiempo pasado fue mejor, o al menos no todos los paradigmas.

martes, 1 de mayo de 2012

Día del trabajador

Del trabajador
Es el cielo de la mañana
anónimo
Es el invierno en la esquina
agobiada de espera
Es el verano de calles calientes
La  lluvia bajo el paraguas
El asfalto  de cristal y de hojas sin árboles
El polvo y el barro
La herramienta y el ruido
La mano suave
La mano rústica
La fuerza y el pensamiento
El viento que saquea
Y sin razón deja años
en la piel
El sueño que perdura
más allá de las sábanas afectuosas                                                               
Las horas que se arrastran                                                        
tras la comida sin ritual                                                                  
Es la noche que vive
en recintos donde el afán no pasa
De los trabajadores
Es el ansia, el desaliento
la pelea
la espera
La marcha de las horas
Ilusionadas o monótonas
Es la búsqueda perseverante
El deber y el derecho
La  vida que se prodiga
sin dar tiempo
a contar el tiempo
De los trabajadores es el salario
-pequeño dios mezquino o generoso-
Es el anhelo de una  estación que sucederá
De libertad
Cuando la libertad extrañe la rutina
Es el premio de vivir
Aunque robe
Aunque aflija
A veces
                      isa bertero

imágenes de:
los trabajadores

viernes, 13 de abril de 2012

Primer día de clases



No sé por qué hay recuerdos que se fijan más en la memoria. Seguramente tiene que ver con trayectorias, con impresiones reformuladas a lo largo del tiempo. Hay uno de infancia que permanece en imágenes difusas a pesar de que sólo tenía cuatro años cuando acontecieron los hechos.
Vivía en la casa donde nací, de pequeña tapia con alambrado y portal, más un jardín con rosas. Había una puerta de hierro con una ventanita en la entrada principal. (creo que era rectangular pero los años me impusieron “redonda ventanita de esperar”) En algún lado habría cortinas de brocato. Al lado estaba la familia de mi amigo Dodi, con el que jugábamos en los patios lindantes. Enfrente una plaza, donde se podía correr entre los frondosos árboles de raíces antiguas y por la noche perseguir bichos de luz
Desde mi casa se distinguía la escuelita del barrio, con su bandera ondulante y sus tapias viejas.
Mi hermana mayor comenzaba el primer grado de escuela primaria. Ella tuvo todavía esos libros donde decía “Yo amo a Perón” o “Yo amo a Evita”.
No recuerdo los preparativos del inicio de clases, pero presumo que le habrán puesto un guardapolvos primoroso, con vuelitos en el canesú, tablitas y le habrán llenado el portafolios de útiles con olor a nuevo y la cabecita con temores y expectativas.
Mi hermana no era una niña melindrosa, que yo recuerde adoraba ir de visita a casa de unas señoritas que vivían a la vuelta y lo pasaba muy bien. Ellas que debieron ser solteras, sin hijos, venían a buscarnos. Yo nunca quería ir, prefería quedarme con mi mamá, mi abuela o mi amigo Dodi, pero a ella le encantaba. Siempre fue más sociable, capaz de entablar diálogos con vecinos. Y además era sumamente bonita con sus rulos rubios como se usaba entonces (yo era flaquita y de pelo lacio; mi tío Bonvín me decía gallina Pichai; que supongo tenía que ver con las permanentes que me fabricaban con tenacillas calientes porque creo que alude a una especie con plumas rizadas.)
El primer día de primer grado de mi hermana yo estaba muy triste. Veo que me abracé al árbol de la vereda, desde donde habré escuchado todo el himno u otras canciones patrias, habré visto mucho blanco y ansiedad en los padres deseosos de poner a sus hijos en el camino de la vida. (Entonces la escuela representaba un futuro promisorio)
Seguramente se me escapó alguna lágrima pegada a la corteza áspera. Tal vez porque extrañaba a mi hermana, tal vez por intuir que empezaban las cosas para las que los adultos nos predestinaban.
Esa foto es el recuerdo fijo. Lo demás sé que sucedió, pero ignoro la secuencia, mi ubicación en el escenario, la actitud de los otros.
Supongo que alguna portera espantada (de las que conocí a lo largo de la vida indiferentes o adorables) debe haberla corrido, mientras mi hermanita con soquetitos blancos y aferrando su recién estrenado portafolios emprendió el desafío y el breve itinerario hasta la casa, porque con singular coraje se escapó de la escuela.
Quizás su miedo le persistió todos los años de la vida escolar, más cuando nos mudamos y tuvo que encontrar otros espacios y voces.
Quizás el desafío le quedó siempre encerrado, porque la realidad constantemente te devuelve. Quizás aquel árbol de la vereda todavía tiene rastros de desánimo.
Aunque hoy los libros no dicen “Amo Perón y a Evita” los niños siguen siendo seres susceptibles, con un territorio propio incierto, inexpugnable.
Y hay genes, ámbitos y destinos.




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jueves, 5 de abril de 2012

Despedida

Leo en un sillón, cerca del calor, mientras el otoño o el invierno duermen afuera. Monona de Tantour (IRONÍA, IRONÍA), Mona, Monita, Mononita, me mira con nostalgia de calle. Y me acompaña. Hasta que con las primeras luces vislumbra la hora de salir.
Antes, lo hacía velozmente, atropellándome en la corrida, resbalando en el piso.
Últimamente con mesura, oliendo el aire, flaquita, insegura. Pero igual sus genes andariegos la impulsan a merodear por las veredas vecinas.
Voy a extrañar su mirada, su forma atolondrada de comer, sus ojos nostálgicos de vaya a saber qué andanzas, su presencia, mis rezongos por los pelos perdidos, por el baño, por los medicamentos, por el piso para lavar constantemente, su manera de entender y transmitir, mi pasado y el de mis hijas asociado a su vida, el buscarla cuando se avecinaba lluvia, su miedo a los truenos y a las estridencias de las fiestas.
Voy a extrañar su manera de detectarme al doblar la esquina, o su indiferencia cuando se sentía cómoda en un portal vecino.
No está. Debe andar corriendo, a sus anchas, otra vez joven y feliz en el país del Nunca Jamás.


viernes, 23 de marzo de 2012

Carta por la memoria

Debés saber que los seres humanos somos diferentes. Hay diferencias que enriquecen la vida, que conllevan inteligencia, creación, sensibilidad, modos de crecer, amor, solidaridad, emoción, ternura, arte, ingenuidad, perdón, bondad…
Las otras diferencias son oscuras, no quisiera contártelas, pero es necesario que recordés – si ya lo aprendiste- o que conozcás, si aún no lo sabés.
Desaparecer de la vida, no es igual que morir como acontecer; es la nada, toda la nada, es dejar sólo el espacio que se ocupó con recuerdos vivos, con huellas de creencias, capacidades, visiones, fervores… y un dolor impensable en quienes buscan, buscan con la esperanza- se comprobó vana- de hallar otra vez a la persona, de tener su abrazo, su voz, sus días…o al menos su eternidad.
Cuando miro esos ojos ya marchitos de plazos, extraviados, pienso una vez más en el dolor portentoso… ¿imaginarán la tortura, percibirán el padecimiento, concebirán lugares donde huesos destruidos de tiempo y abandono se mueren otra vez sin tumba ni cenizas?
Esos pensamientos vagabundos ¿delinearán un rostro, donde quedó la herencia de los genes, un cuerpo crecido junto a otros o muerto también en un regazo sangrante?
Espera, espera que se va quedando sin tiempo…necesidad de que perviva en alguien aquel ser amado arrebatado por los diferentes atroces, por los genocidas sin arrepentimiento, por los sátrapas imbuidos de locura sin calificación humana.
Tanta generación desmantelada, tanta identidad robada, tanta destrucción en lo que fue y en las mentes que quedaron huérfanas de olvido.
Debés aprender, porque olvidar es replegar humanidad.
isa bertero
Imagen en: http://images.artelista.com/artelista/obras/big/7/5/6/7380425741724081.jpg

martes, 20 de marzo de 2012

Pérdida

Persigo un nombre
Para una voz entrañable
Una descripción
Que la explique
Érase de artificio
Capaz de redimir
Inductora de sueño
Discurría viva
Como caricia
Palabrasusurro
De protección
¿Pudieron golpearla
Días?
Hechos?
¿O está en silencio
Para no decir
Lo que no quiere?
O lo que no puede
                   isa bertero
fondo collage:  http://cache2.allpostersimages.com/p/LRG/7/798/8JXI000Z/posters/miro-joan-mujer-en-la-noche.jpg

lunes, 27 de febrero de 2012

Momentos

El amor se viste de sentidos
En la casa
resucita la risa,
la piel
y la palabra
Las esperanzas cortejan
por las escaleras
y celebran luz
en la sombra grata.
Los labios dicen
Nadie es ajeno
Ni los ladrillos
que se remozan
Ni los espejos
que reflejan
otros ojos
Ni el aire
que redime

viernes, 10 de febrero de 2012

Incertidumbre

Ima soñó con la muerte. Una mano fría rozó su sien. Dura. Como hueso. Se apuró a levantarse. Los pies no encontraron con facilidad el calzado.
A la luz escasa del día que empieza, salió de la cama y se fue a la cocina, para tomarse el primer café, instantáneo, por el tiempo del ritual de la cafetera.
Pensó en escribir el sueño. Pero le faltaron piezas. Difícil convocar algo tan indocumentado como la muerte.
Se puso a mirar por la ventana, hacia los primeros pájaros de primavera; tomaban el agua de los charcos que había dejado la manguera, al regar los macetones.
Lindo frescor el de la mañana. Después el día se pondría demasiado cálido, a juzgar por el color del cielo.
¿Qué será la muerte? – pensó- Eso que dicen todos: nadie volvió para contarlo…Lo que decía el cura: la vida eterna. Pero cómo ¿Con el cuerpo que tenía de niña; con el de ahora; sin cuerpo? ¿Y adónde? Todo incógnita. Quizás así es mejor, no se sabe y se enmascaran esperanzas.
Su hermana Tesa cree en la reencarnación, personas otra vez, de carne y hueso…no sabe si tiene ganas de empezar…
Como otras veces, halló a su arcángel Uriel.
Dialogaron, él le habló de la tierra fértil y del sol, gracias a los cuales podía contemplar su jardín, sus árboles, el césped ocioso de la entrada.
Discurrió de un dios y de la alegría de los jardines del edén, adonde entran aquellos que recorrieron caminos de amor.
Ella le contó (porque Uriel acopia cuentos) de una niña que soñaba con otro mundo. Todos los días- dijo- le agregaba elementos: cielos despejados o lluviosos, nubes de plata, selvas y ríos, familias, castillos, aldeas, campesinos, animales bellos, pájaros coloridos, caminos, mapas…según la imaginación le dictaba, según los cuentos que le contaban.
En ese mundo, todos eran como chiquillos, les gustaba jugar, divertirse, escuchar historias…
Se puso a buscar un desenlace feliz, para Uriel que al fin y al cabo es un serafín, merecedor de términos venturosos.
Continuó…No existían cosas malas porque estaban las piedras mágicas. Eso sí: había que recordar frotarlas todas las mañanas, y enviar al universo un pensamiento radiante, o un deseo. Iba a decir: como “encontrar el espíritu del día”, pero tal vez se ofendiera el querubín, que es espíritu.
Uriel se acercó y en un soplo le acercó letras de inspiración, de consuelo.
Cuando Ima se quedó sola se acordó de su sueño. Por si acaso recorrió senderos buscando piedritas. Encontró una reluciente, hipnotizadora, con algunas vetas de color. La juntó y se puso a frotarla, para requerir influjo de vida.
Isabel Bertero
Ilustración: http://www.todocoleccion.net/arcangel-uriel~x28945509

miércoles, 25 de enero de 2012

CALIDOSCOPIO

Un cuerpito pequeño
Y tenue
A mi lado
En vigilia de heridas
Mano tibia escondida
Para andar
Risa impetuosa
Piel siempre suave. Transparente.
Llanto. Miedo. Alegría.
Refuerzo en el camino
Vacilante a veces.
Una palabra dicha.
Otra visceral
Crecer. Crecer.                                                                                      
Ahora el abrazo me encierra.
Música. Colores. Fábula. Personajes
Un ángel mítico
Para ahuyentar desasosiego
En terso cristal
El amor
Como vitral
De reflejos cambiantes
Cualidad de la luz.
Hija. Compañera. Querida

FELIZ CUMPLEAÑOS! 25 DE ENERO DE 2012